Juan Miguel Carotenuto presenta nuevo proyecto musical este sábado. Entrevistado por LA CAPITAL, el músico y compositor señala: "El candombe simboliza la resistencia ante la esclavitud".
Formado en la academia musical y también en la plaza, Juan Miguel Carotenuto lanzará este sábado su nuevo proyecto musical: “Juan Miguel y los tambores de La Perla”.
Se trata de una formación musical en la que parecen abrevar sus inquietudes: el candombe, la percusión, la composición y la grupalidad. A las 21, se podrá conocer su nueva propuesta en la sala del Instituto Marplatense de Música Contemporánea (Chacabuco 3639). El trío “Entusiasta” estará en la apertura de la fecha.
“Me crié en el barrio 9 de Julio, y viví ahí hasta los quince años, donde terminé noveno en la escuela Número 57. Fue el barrio que me educó y me dio entre entre otras cosas, la conciencia de clase que me acompaña hasta hoy en día”
Alejandro Arelovich en piano y voz, Laura Marmol en bajo, Juan Perez Ludueña en tambor repique, Mariano Albarenga en tambor piano, Leonardo Latorre en tambor chico y el mismo Carotenuto en guitarra española, voz y composición se reunían “a compartir músicas y pensar el proyecto hace casi un año, pero con muchas intermitencias”, contó Carotenuto, quien es hijo del cantante Luis Caro. Sin embargo, hace cerca de tres meses lograron renovar el compromiso, formar el sexteto y ya ensayan con regularidad.
Desde La Plata y Buenos Aires, donde vivió en los últimos años, lanzó con anterioridad los discos “Destellos” y “Diverso mundo” y fue parte de numerosos proyectos musicales que lideraron otros artistas.
Laura Marmol, Alejandro Arelovich, Juan Pérez Ludueña, Mariano Albarenga en tambor piano y Leonardo Latorre junto a Carotenuto.
Crédito de la imagen: Gabriel Bulacio.
-¿Qué encontrás en el sonido del tambor y qué cosa en la madera?
-Los tambores son el latir, la pulsación, y en el candombe simboliza la resistencia ante la esclavitud, la fuerza, la unión, la libertad, la pertenencia cultural, lo colectivo. La madera es la naturaleza, lo acústico, lo cálido, el fuego.
-¿Por qué hacés hincapié en que los tambores son del barrio La Perla?
-Se llama de La Perla por varios motivos. Yo me crié en el barrio 9 de Julio, y viví ahí hasta los quince años, donde terminé noveno en la escuela Número 57. Fue el barrio que me educó y me dio entre otras cosas, la conciencia de clase que me acompaña hasta hoy en día. Luego de eso con mi familia nos mudamos a La Perla, a media cuadra de la plaza Pueyrredón. Aquí conocí a varios de los compañeros del proyecto, compartiendo la comparsa de candombe Manoahí, y su vez el resto vive cerca también. Por otro lado, La Perla me parece un barrio muy artístico, con mucha bohemia y se está transformando en un polo cultural importante de la ciudad.
-¿Tienen temas propios, van por el disco?
-Sí, tenemos siete canciones propias y una de mi viejo que nunca grabó, así que la idea es poder plasmarlas en un disco. Posiblemente entre el verano y el principio del año que viene encaremos una producción en estudio. Antes vamos a grabar y filmar una sesión en vivo con dos o tres temas del repertorio, para que haya algo girando en las redes y en la internet. Todo esto si el país y el mundo no explotan antes, claro.
-Estudiaste música en La Plata, anduviste por Buenos Aires, tuviste varios proyectos musicales allá, ahora regresaste ¿por qué?
-Siempre supe que iba a volver a Mar del Plata, de hecho lo digo en una de las canciones que vamos a tocar el sábado. Los quince años que viví entre Capital Federal y La Plata tienen que ver con un momento y un espacio de formación, de aprendizajes, de esparcimiento y en especial de mucha música y actividad artística-cultural. Pero siempre supe, y siempre sentí que Mardel es mi lugar en el mundo. Siempre extrañé el mar, aunque lo llevaba un poco conmigo dentro, claro.